martes, 5 de marzo de 2019

La cálida caricia de aquel hombre

Siempre fui muy reservado y discreto en todo lo que hacia, no me gusta destacar mucho entre la muchedumbre, es algo, un tanto irritante para mí. De hecho soy una persona bastante serena y con algunos secretos, que muchos no se imaginan en lo más mínimo, los pocos que conocen mis manías son amigas que no tienen ningún problema con ello. El tener secretos morbosos y degenerados, como los llamaría la mayoría de las personas, me agrada, de hecho me gusta llamarlo así por simple placer, creo que disfruto de lo perverso en un sentido lascivo, al ser algo “blasfemo”, un tabú para la sociedad genera en mi una especie de satisfacción que deja ver en mi interior lo depravado que hay dentro y el deseo de satisfacer mucho más mis deseos sexuales, algo que reprimo sin querer por ser tan reservado, lo poco que estuve con mujeres no es suficiente y me conformo con imaginarme las desnudas o mirando fotografías de jóvenes sin ropa, haciendo alguna pose sugestiva, es lo que me excita de ellas, depende de que punto y en que parte del cuerpo se enfoque el fotógrafo, deja ver una especie de joven, bella y voluptuosa, aun que no intencionalmente, pero es algo que me provoca de todas formas.
Masturbarme es la única forma de complacerme, jugando con la ropa interior femenina, es algo que también disfruto, sentir como la suave tela separa mis glúteos, uno del otro, dejando lo a merced de la suave caricia de la brisa de la noche y las sabanas que se pegan en mi piel para luego caer lentamente. Ciertamente masturbarme analmente es algo que disfruto más que como lo haría un chico normal, es mucho más satisfactorio, se siente como una electricidad que recorre todo el cuerpo al momento de eyacular y algo muy curioso, al acabar, el deseo de querer seguir es muestra de lo placentero que puede llegar a ser aquel acto que muchos aborrecen. Era muy común para mí hacerlo a menudo, ya que sentir eso dentro, y la sensación que produce al frotar dentro con aquel objeto remplazando un consolador, no se compara, es como si miles de emociones explotasen dentro.
Nunca fue lo mio la comunicación con las personas, las únicas amigas , con las que puedo compartir aquellos secretos, disfrutan tanto como yo las fantasías que tengo, les genera alguna especie de confianza que use ropa interior de mujer para satisfacer mis deseos. De hecho algunas veces les gusta verme así y me prestan sus bragas, algo muy común entre nosotros. Cuando me gusta alguna de esas ropas, ellas me acompañan o simplemente a observar. También nos pasamos horas hablando de hombres y que cosa dejaríamos que hagan con nosotros, creando miles de fantasías una tras otra. Estuve antes con un hombre, pero fue tan desagradable que no quise saber nada hasta entonces, me enfrasque en que tal vez no podría sentir ese placer que sienten las mujeres al ser penetradas, eso claro, hasta que empece a masturbarme analmente y disfrutar tanto de aquello.
Cada vez que voy a mi trabajo a veces llevo en mi bolso ropa de mujer, tales como vestidos muy sugestivos, minifaldas y tops, obviamente la ropa interior que no puede falta. Algunas noches, que se ven tan hermosa en aquel edificio, me visto de mujer y me paseo por el lugar disfrutando de la suave ropa que llevo. A esa hora ya nadie mas que yo quedan allí, aquel lugar es una escuela y yo estoy ahí para vigilar y limpiar un poco si hace falta, lo que me permite jugar a ser una ama de casa traviesa con esas ropas sugestiva, mostrando los glúteos que se dejan ver al inclinarme un poco al levantarse el corto vestido que llevo en aquellas ocasiones. Así me permito de disfrutar las noches largas en aquel lugar, dejando me llevar por el deseo de ser una joven y el deseo sexual, aquello genera un morbo que hace que actúe como si en verdad fuese una mujer.
Ya en casa, en los días libres, suelo usar el ordenador y visito sitios web donde se puede encontrar muchas personas, con las cueles converso a menudo de muchos temas, en otras ocasiones suelo hablar con hombres mayores que yo, que buscan sexo o una charla subida de tono, nunca me animé a más, tanto que contarles mis deseos y secretos, manías que se me han pegado en cuanto a lo sexual, no es algo que deba temer ya que no me conocen y me siento muy a gusto,por que son muy amables y respetuosos. Entre ellos hay un usuario ya muy habitual al igual que yo, con el que nos volvimos muy cercanos. De tanto conversar en linea, es un hombre muy amable,caballero y simpático. Se llama Tomas y tiene 48 años, según nuestras charlas, me menciona que vive muy cerca de donde yo, conoce la mayor parte de la zona en la que vivo ya que frecuenta estos lugares. Siempre estamos en contactos por medio de aquella pagina por lo que ya nos consideramos amigos, nos contamos cosas personales y el sabe de mi secreto, algo que le atrajo aun mas de mí. Me dijo que le gustaría un encuentro conmigo a lo que correspondo, pero por el momento no me animaba y él lo entendía. Le mande algunas fotografías de mí desnudo y también luciendo tangas, minifaldas muy provocativas y muchas veces sin nada debajo, solo dejando ver mis glúteos sin ropa interior alguna, a lo que el mostraba su miembro ya erecto por mis fotografías, algo que ami me daba gusto por que me gustaba que disfrutara de mi de esa forma y yo también de el, observando su miembro erecto, algo que me provocaba fantasías y me generaba una especie de atracción, al verlo quería sentirlo y probar ya que se veía tan bien, lo que provocaba que de mis labios escapara un poco de saliva. En nuestras charlas muchas veces nos comentamos nuestras fantasías, estimulando nuestros sentidos y dejando a la imaginación recorrer libremente cuanto pudiera crear, hasta el punto de terminar siendo parte de la fantasía de Tomas, algo que me excitaba leer, pues la imaginación me permitía vivir aquello que relataba con tanta pasión. Aquello era a lo único que habíamos llegado, no estaba listo aun para conocerlo personalmente, no me animaba en aquel momento, aun que ya había cierta confianza, siempre fui tímido y no quería estar en una situación incomoda, claro, el lo entendía y era muy amable, muchas veces le mencione que quería conocerlo, pues a el le bastaba aquella intención para saber que no era algún tipo de engaño.
Una noche, en una de esas charlas, empezamos a hablar de lugares que son muy bonitos en la noche, muy llamativos y tranquilos, él conocía muchos lugares así y había frecuentado mucho aquellos lugares, menciono uno donde hay mensas al aire libre y no lo frecuenta mucha gente, es bastante rustico y tiene una vidriera que deja ver al interior del lugar, las luces tenues que hacen del lugar reconfortante y tranquilo. Tras la charla le mencione que seria un lugar muy bonito para conocernos, a lo que asintió y yo estaba decidido de hacerlo, ya que era un hombre muy educado y quería conocerlo en persona ya. Quedamos en vernos en una plaza donde frecuenta a menudo la gente que sale del trabajo y los jóvenes de las escuelas, donde me recogería en su automóvil para ir a aquel lugar que se encontraba mucho mas lejos de la plaza, cuando llegó me subí rápidamente al coche y allí nos presentamos, yo estaba nervioso claro y el se veía tan elegante que me generaba tranquilidad, igualmente educado que cuando charlamos por aquella pagina, me hizo entrar en confianza y la charla fluía mas rápido a medida que el tiempo transcurría. Hablamos de todo un poco, de lo que no hablamos en aquel entonces, me contaba sobre su trabajo, a el le gustaba salir a tomar un café en algún bar de la zona céntrica, cada vez que salia de su trabajo iba a un lugar distinto para relajarse un poco. La noche fue muy grata, ya que hablamos de todo y de lo ansiosos que estábamos por el encuentro, también hablamos de lo sexual y fue muy estimulante, le comente que traía justo una tanga debajo del pantalón, quería llevar algo así aquel día, al encontrarme con el, me dijo entonces que le encantaría ver como me quedaba y luego de un rato, ya que no había casi nadie, fuimos al baño, como dos amigos que se acompañan y nos metimos en uno de los cubículos donde tiene un pasador para cerrar por dentro. Allí me baje el pantalón mostrando mis nalgas y él veía la tanga, no se resistió y empezó a acariciarla, tampoco me resistí mucho, pues me encantaba sentir sus cálidas y ásperas manos en mis glúteos, era estimulante. Me acorrucaba en él, mientras sus manos estaban allí, yo, al mismo tiempo tocaba sobre su pantalón y acariciaba todo lo que podía su pene, que se sentía tan duro y grueso, en aquel momento el lo sacó y empieza a frotarlo entre las nalgas, era tan satisfactoria la sensación que me entregaba a él aun mas, luego sentí que estaba por penetrar a lo que me exalte y lo paré para decirle que podemos dejarlo para otro momento, tomando su miembro, frotándolo y con mis labios cerca de los suyos. Me bajé rápidamente y empecé a chuparse lo, era muy placentero sentir su pene tan caliente y grueso en mi boca, que de tanto en tanto, dejaba escapar un liquido, entre dulce y salado, pero que era muy delicioso, pues lo llevaba hasta mi garganta y luego cuando iba saliendo trataba de succionar como si estuviese tomando un refresco con sorbete. Después de un rato así, tras succionar y meterlo hasta el fondo de mi garganta, hice que acabara dentro ,un liquido cálido y amargo pero delicioso recorría mi interior hasta tragarlo al fin, muy satisfechos ambos, salimos de allí para continuar la charla un buen rato mas, ya al momento de despedirnos, estando dentro del auto acordamos quedar otro día en salir. Estando ya, más preparados para lo que iba a pasar, entonces nos despedimos, entré a mi casa y me quedé pensando en aquello que había pasado, se notaba que estaba contento por aquello, pues no paraba de sonreír y con morbo esperaba el próximo encuentro.
Tras unos días de largas charlas sobre lo que había pasado, de lo grato que fue el encuentro, tanto que deseábamos seguir viéndonos, le comenté que trabajaba solo en una escuela, al decirle la dirección, pues tenia pensado llevarlo allí, me comento que vivía en un departamento muy cerca de allí,entonces nuevamente quedamos encontrarnos. Para aquel día preparé mi bolso con ropa y la llevé para cambiarme allí en el lugar que cuidaba, también prepare maquillaje y una peluca muy bonita. Ya listo, con un vestido rojo, que era ajustado y dejaba lucir las pocas curvas que se podían notar en mi cuerpo, una tanga color negro abajo y la peluca. Pasa a buscarme Tomas entonces, al verme le pareció muy llamativo lo que traía puesto, se sorprendió al verme así ya que no esperaba que me produjera tanto para el encuentro. Nos fuimos a su departamento, al entrar se dejaba percibir un suave aroma a perfume, muy agradable y todo muy ordenado. No tuvimos tiempo de conversar mucho, a penas tomamos unos tragos y nos besamos en el sofá, acariciando nos y jugando con nuestros miembros mutuamente, al tiempo que no apartaba sus manos de mis nalgas que dejaban escapar la tanga que tría, apretando fuerte y separando las. Ya desnudos, aun acariciando nuestros cuerpos, no paramos de besarnos, dejando me llevar, metí su pene en mi boca, lubricando con mi saliva su miembro de punta a punta, preparando para introducirlo en mi ano. Recostado allí, dejando en mis manos todo , saque su pene de mi boca y de frente a el me senté sobre su miembro, tan grueso y largo, que entraba de a poco hasta meterlo todo, empece a moverme con su pene dentro mio, haciendo que frotara todo mi interior, daba centones muy lentamente y de tanto en tanto con más rapidez, haciendo que me estremezca cada vez que daba centones un tanto leves. No paré hasta que él me puso en el sofá de rodillas y con los glúteos parados, la cabeza posada en el sofá también, allí empezó a penetrarme nuevamente, muy lentamente y con velocidad luego, generando una electricidad en mi interior, como una especie de cosquilleo muy placentero, el mismo que cuando yo estaba sobre él y cuando me masturbaba a solas en mi casa. Allí empece a sentir mas como penetraba, no quería que pare mas y me entregaba a él como si fuese una perra en celos. Luego de aquello un buen rato montando me, lo volví a tirar al sofá y de espaldas a el, metí su pene nuevamente y empece a montarlo yo, esta vez mas rápido, pues ya estaba en un punto donde quería mas y mas, no podía parar, cada vez que me mecía con su pene dentro, jugando cuanto pude con mi cadera, cuanto mas rápido lo hacia mas cosquillas me daba en el interior de mi ano, provocado por su pene, ya no quería sacarlo mas. Seguí mucho tiempo, cada vez mas rápido, mi miembro ya estaba duro y palpitante, aquel cosquilleo se volvía más intenso, a lo que aun más rápido y con mas fuerza me movía y daba centones, así empece a sentir como salía semen de mí al mismo tiempo que Tomas acabó dentro mió.
Esa experiencia, fue el comienzo de muchas otros que tuvimos, ya no solo eramos amigos, también amantes, o mejor aun, eramos amigos con un gran vinculo. El me empezó a llamar Andrea, por el hecho de que siempre estaba vestido de mujer cuando estaba con él, y actuaba como tal a su lado, pues me excitaba ser su “niña mimada”. Sentir su cuerpo cerca mio, su cuerpo grande, a comparación de mi cuerpo pequeño y joven.